Me levanto temprano, el insomnio me empuja, me come, me ahoga y me dejo llevar. Un día más, la cuenta atrás.
5, 4, 3, 2, 1...
Preguntas ,preguntas y más preguntas rondan mi mente.
Trato de ignorarlas, dejarlas al margen ,apartadas porque de no ser así, ya habría abierto la ventana y mirado cuantos metros hay hasta el suelo.
El te de cada mañana me estimula, mientras lo saboreo, no pienso en nada más, solo en su aroma que llena la estancia, baja por la escalera de caracol y llega a mi habitación,ya leve...
Ya necesito salir y ver el sol y gritar que puedo ver, escuchar,oler; que estoy viva.
Es un alivio, hay veces que los sueños descolocan, agobian y desconciertan hasta el punto de perder la cabeza y enloquecer lentamente, noche tras noche...
Odio cerrar los ojos, trasladarme a otra realidad, soñada o temida, y al abrirlos chocar fuertemente con mi día soleado, pero gris y mediocre.
Debo ser capaz de sonreir, aunque no quiera, que todo me da vueltas y aunque me apague por dentro debo estar siempre serena. Debo ser capaz de ir para alante , que me muera de miedo y tenga miedo, tenga miedo tenga miedo tengo miedo...
Debo ser tan guapa ,irresistible, y a la vez ser tan humilde, tan abstracta, tan profunda, que resulte interesante.
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